El cometido de un sistema universitario es formar culturalmente a la población de un país, pero también es igualmente aportarles los conocimientos necesarios para que puedan incorporarse al mercado de trabajo (preferiblemente nacional), y así revertir al sistema beneficios en forma de impuestos, crecimiento, y progreso socioeconómico.
La realidad del mercado laboral español ha demostrado que el país no sólo no consigue recolocar a sus desempleados con la segunda tasa de paro más alta de Europa después de Grecia, sino lo que es peor, en un contexto con muchas familias sin trabajo y sin ingresos, las empresas tienen grandes problemas para cubrir las vacantes de sus trabajos cualificados, incluso aún ofreciendo salarios que multiplican por muchas veces el salario medio español.